Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, logró ayer en Cataluña todos los votos que esperaba para el PSC, pero el panorama es incierto. No sabemos quién va a presidir la Generalitat, y tampoco sabemos si habrá un bloqueo que nos aboque a unas nuevas elecciones en octubre. Lo que sí parece es que hay más incertidumbre que entusiasmo.
Comentaba hace unos días Ricardo T. Lucas en EXPANSIÓN: “La neblina sobre los pactos ha disparado el número de votantes que se declaran indecisos”. Así ha sucedido, en efecto, porque un porcentaje de esos indecisos decidieron quedarse en casa, con lo que un error cometido por analistas y sondeos ha sido una sobreestimación de la participación. La esperada recuperación de las cifras de 2012, es decir, en torno al 65 %, no se ha concretado.
Por lo demás, los resultados estuvieron en línea con lo esperado. Ganó el PSC, aunque no está claro que la victoria de Salvador Illa le sirva para presidir Cataluña, porque habrá que ver si, como sentenció Ignacio Varela en El Confidencial, Warren no puede permitirse que gobierne el PSC: “La única vía más o menos segura para que Sánchez permanezca en el poder pasa porque Puigdemont recupere la presidencia”. El propio fugado, aludiendo a la pirueta de la alcaldía de Barcelona, lo puso negro sobre blanco: “Si Illa hace un Collboni, ya sabe cuáles son las consecuencias”.
Tal como se esperaba, ERC fue el gran perdedor ayer, aunque eso no significa que esté descartado un tripartito. El gran perdedor, quiero decir, aparte de Ciudadanos, cuya desaparición anunciada se ha hecho realidad. Esto también matiza en algo los excelentes resultados del PP, porque parece que ha absorbido parte de ese voto. Su clara superación de Vox no se ha producido, y los de Garriga/Abascal han resistido.
Entrevistado por Alsina en “Más de Uno” en Onda Cero, Illa criticó al independentismo y aseguró que Cataluña ha retrocedido en todos los ámbitos de la política. Aparte de que lo ha hecho, sin duda, apoyado por los socialistas, el retroceso económico ha sido también marcado por culpa de las políticas antiliberales que han propiciado los nacionalistas junto con las izquierdas. El desenlace de la combinación entre el proceso separatista y el antiliberalismo ha sido el deterioro de la seguridad jurídica, con un impacto económico claro y llamativo, como fue la fuga de empresas.
En estas elecciones los programas electorales en economía, que pudimos ver en EXPANSIÓN, han sido decepcionantes. Solo apostaron claramente por una bajada de impuestos el PP y Vox, mientras que los demás partidos despistaban como trileros, apostaban por un cochambroso plan de nacionalizaciones masivas, o, como en el caso de Junts, presumían de ayudar a las empresas mientras proponías castigar a las que no regresasen a Cataluña.
Un reciente informe del Instituto Juan de Mariana sobre la evolución de la economía catalana demostró que “el resultado de esta pinza letal [entre independentistas y la izquierda] ha sido un declive que resulta especialmente acusado al comparar su desempeño con el de Madrid, donde se han venido aplicando políticas económicas de corte liberal y con una clara vocación de ofrecer confianza a inversores, empresarios y familias. El resultado de esta divergencia ha sido un preocupante declive económico de Cataluña”, como se ve en el PIB de Madrid, que supera al catalán, a pesar de contar con un millón menos de habitantes, mientras que “la brecha de PIB per cápita entre Madrid y Cataluña se ha multiplicado por seis en las tres últimas décadas”. A nadie le sorprenderá que el antiliberalismo se enseñoree en tierras catalanas: “El grado de libertad económica observado en Cataluña es un 25-30% menor que el de Madrid. Además, los indicadores de competitividad regional de la Comisión Europea asignan una puntuación 10 veces mayor al marco institucional madrileño que al catalán”.
Si la economía brinda poco regocijo, un resultado reconfortante, aparte de la caída de los ultras de la CUP y los Comunes, es el retroceso del independentismo, y sin duda es algo que jalearán Warren y los suyos, como apuntó en nuestro periódico Iñaki Garay: “Una victoria de Illa permitiría a Sánchez tomar aire y lanzar el mensaje de que sus políticas de cesión al nacionalismo en Cataluña están contribuyendo a la normalización y dando sus frutos. Le permitiría además decir que hay al menos otro territorio en España, junto a Asturias y Castilla la Mancha, donde el socialismo resiste”.
No es seguro que se aclaren las cosas antes de la próxima cita de las elecciones europeas. Puede presidir Illa la Generalitat. Puede haber elecciones generales anticipadas.
Entre tanto, por cierto, Warren sigue.