El Gobierno que salga de las próximas elecciones, y ante el inmenso gozo de los antiliberales, puede que se cargue el sistema previsional de Chile.
El viejo miedo a la libertad
Jamás ha escatimado críticas el pensamiento único contra las pensiones privadas: la posibilidad de que los trabajadores sean dueños de su destino y no dependan del poder produce escalofríos en los socialistas de todos los partidos. Pero, claro, esto no se puede confesar abiertamente. Entonces empezaron alegando que, como el sistema fue establecido por la dictadura de Pinochet, no puede ser bueno, un argumento cuya eficacia se derrumbó no sólo porque otros países democráticos adoptaron sistemas similares sino porque el propio Chile recuperó felizmente la democracia y los políticos dejaron el sistema privado tal cual.